03-02-2018 Running news

Zapatillas running hombre

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Begoña Beristain
Por Begoña Beristain
El blog de Bego Beristain

No queda ni un mes para que en los campamentos de refugiados saharauis se celebre la edición número 42 de la Sáhara Marathon. Es sin duda una fecha muy especial. 42 años desde que las gentes del Sáhara fuesen abandonadas en unos terrenos prestados por Argelia que hoy se han convertido en el lugar que ha visto nacer a muchos y muchas de sus habitantes. Muchos saharauis no han visto jamás otra tierra y el campamento y la jaima provisional ha girado a permanente. 42, el número mágico para los y las maratonianas de todo el mundo. Por eso, este año, el lema de la Sahara Marathon es "42 kilómetros de nuestros esfuerzo para 42 años de vuestra resistencia". Planes de entrenamiento.

Sahara-Marathon

¿Qué es Sáhara Marathon?

Sahara-Marathon

Esta es una iniciativa puesta en marcha por un grupo de personas solidarias con la causa de este pueblo. Se trata de unir dos conceptos como son el deporte y la solidaridad y de hacerlo a través del correr. 5, 10, 21 o 42 kilómetros, la distancia que cada uno elija. El recorrido estable una conexión simbólica entre tres campos de refugiados: Smara, Aoserd y ElAyoun.

Son ya 18 ediciones las que la Secretaría de Estado del Deporte del Gobierno de la República Árabe Saharaui Democrática ha organizado con la ayuda de voluntarios/as de diferentes nacionalidades. Su finalidad es, además de dar visibilidad a la situación que se vive en los campamentos de refugiados, impulsar la práctica deportiva entre los jóvenes saharauis y financiar proyectos de ayuda humanitaria.

La carrera se enmarca, en fechas, en la celebración del Día del Pueblo Saharaui. Es por eso que el viaje se realiza siempre en la última semana de febrero. Porque esta no es una prueba deportiva sin más. Es una convivencia con las familias saharauis durante toda una semana. Se trata de que quienes nos decidimos a correrla tengamos una experiencia de vida y de que seamos capaces de ponernos en la piel de alguien que vive en una jaima, sin saneamiento, sin baño, con pocos alimentos, durmiendo en el suelo en un saco de dormir y siendo conscientes de las limitaciones que en su día a día tienen quienes allí viven.

No son las mejores condiciones para afrontar una maratón, pero algo debe de tener porque yo repito. Es cierto que cuando regresé el año pasado dije que con esta experiencia ya tenía suficiente, que no volvería. Había sido muy dura la semana como para repetir. Sin embargo, la posibilidad de volver a echar una mano me ha hecho cambiar de idea.

Cada participante lleva un proyecto solidario. El mío es el de Planes de entrenamiento, Nuestra recomendación de carrerasCada participante lleva un proyecto solidario. El mío es el de, la ONG de medicamento. Gracias a esta organización podemos llevar cinco veces más de medicamentos que si los comprásemos a una farmacéutica convencional. Una vez llegados a los campamentos de Tindouf, entregamos los medicamentos en la farmacia central desde donde las distribuirán por los distintos campamentos según las necesidades.

La Carrera

Sahara-Marathon

Creo que a quienes corremos se nos olvida de una maratón a otra lo que realmente significa correr 42 kilómetros. La gloria de terminar una de esas pruebas hace que el dolor de los kilómetros finales se difumine. Por mucho que tengamos vídeos o fotografías que atestiguen la dureza de una de estas pruebas tendemos a difuminarla.

La Maratón del Sáhara no es una carrera fácil. Son 42 kilómetros de desierto en los que es muy sencillo quedarse solo en muchos momentos del recorrido. No es una de esas carreras multitudinarias. Apenas 100 personas se atreven cada año con la distancia reina. Aunque es febrero, el calor es bastante intenso. El año pasado de hecho yo entré en meta con 32º en el termómetro. Los avituallamientos que se instalan a lo largo del recorrido son pequeñas mesas tipo picnic con agua que se va calentando según avanza la jornada. No hay tiempo de corte pero cuanto más tardes, más caliente estará el agua. Algún dátil y alguna naranja. Eso es todo lo que vas a encontrar en esta prueba.

Los ecaudando fondos que ahora se han traducido en medicinas servidas por Farmamundi en un terreno en el que se mezcla la arena y la piedrecillas sueltas. A partir de la media maratón, la cosa se complica. Comienzan las dunas, las piedras grandes y el ritmo se enlentece. Los últimos kilómetros, cuando entras de nuevo en el campamento, se hacen eternos. Piensas que ya está, que ya has entrado en terreno humano pero aún te quedan casi siete kilómetros. Hay que trabajar mucho la mente para superar esta carrera.

Eso sí, cuando llegas a la meta y ves que has concluido el recorrido la sensación es tremenda. Significa no solo haberle ganado a la maratón sino haberle ganado al desierto en toda su inmensidad. Hay mucho de espiritual en esta carrera.

No se me dio mal la edición pasada. Crucé la línea de meta en tercera posición de la categoría general femenina. Subirse al podio de una maratón es algo increíble. Jamás lo hubiera imaginado.

No se cómo se me dará este año. Ahora mismo una inoportuna gripe me tiene fuera de juego. Aún queda tiempo para alguna buena tirada de esas que me prepara Imanol Loizaga. Hemos entrenado de forma diferente a cuando preparamos una maratón de asfalto. Mucho acantilado, terreno montañoso y playa. Espero que de sus frutos y contarlo con la misma emoción con la que lo conté el año pasado.

Allá vamos.

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Begoña Beristain

Begoña Beristain

El blog de Bego Beristain

Soy Begoña Beristain, periodista. La radio, hoy Onda Vasca, es mi medio. Lo es desde que siendo muy pequeña vi la magia de esa lucecita roja que cuando se enciende te permite colarte en las vidas de los demás y contarles historias. Picoteo aquí y allá en otros medios. Escribo, colaboro en la tele... Tengo un blog, Veterana B. Publico un post cada día, salvo los fines de semana, que descansar es "entrenamiento invisible".   Y corro. Descubrí que cuantos más kilómetros hago y más lejos voy más libre me siento y no he podido parar. Ni quiero. Correr me enfrenta a mí misma. No compito contra nadie pero eso sí, cuando me pongo un dorsal me siento como si el mundo se extendiese a mis pies y me dijese: vamosss. De tanto correr me he convertido en maratoniana. Estoy muy orgullosa de serlo.