Minuto 60. Partido de Champions entre el Paris Saint-Germain y el Manchester United. Di Maria le tira un pase entre líneas, a la carrera, y Kylian Mbappé acelera, corre que se las pela. 0-2 en el marcador de Old Trafford, que se queda mudo ante una nueva exhibición de velocidad del delantero.
Los medios deportivos se empiezan a quedar sin palabras para describir a este joven francés de 20 años y empiezan las comparaciones. ¡Es imparable! ¡es el jugador de fútbol más veloz de la historia! ¡podría ser atleta! ¿está al nivel de Usain Bolt? ¿podría batir su record?
Detengámonos un momento, aunque seamos runners, y miremos los gráficos. Kylian es rápido, muy rápido, más rápido que el resto de los jugadores de fútbol y que todos nosotros, pero le quedan muchas carreras para estar a la altura del recordman de los 100 metros lisos.
No hay más que ver este gráfico de The Sun para entender la diferencia entre la velocidad punta de Mbappé, Bolt y Rashford, la promesa del Manchester United.
Rashford se queda en 23.1 mph, unos 37,1 km/h, Mbappe alcanzó en el Mundial los 25.6 mph (41,1 km/h) pero es que Usain Bolt alcanzó el récord mundial en 2009 con una increíble velocidad máxima de 27.8 mph, es decir, 44,7 km/h, para dejar la marca en 9:58 segundos.
Obviamente, las condiciones no son las mismas: los futbolistas corren sobre césped y con el objetivo de alcanzar el balón, mientras que el velocista corre a lo largo de una recta de 100 metros sin obstáculos y sobre tartán, con todo perfectamente medido y calculado.
Así, sí podemos pensar que Mbappé, Rashford e incluso Gareth Bale hubieran sido excelentes atletas, grandes velocistas... pero, tal y como está registrado, Usain Bolt sigue siendo el hombre más rápido sobre la faz de la tierra.