Un escueto comunicado de 44 palabras acabó con el máximo responsable deportivo del atletismo británico desde 2012: "UK Athletics ha anunciado que Neil Black abandonará su papel como director de rendimiento al final de octubre". La razón de su cese, según los medios británicos, parece estar en su cercanía a Alberto Salazar, al que describió como un "genio" y "una de las mejores personas para trabajar con las que me he cruzado" mientras entrenó a Mo Farah entre 2011 y 2017 y el atleta británico ganó cuatro oros olímpicos y seis mundiales en 5.000 y 10.000m. Salazar fue suspendido la semana pasada por la Agencia Estadounidense Antidopaje para cuatro años después de una investigación que concluyó que poseía y traficaba con testosterona.

Neil Black viajó por todo el mundo con Mo Farah sirviéndole como fisioterapeuta personal y estará este domingo en el Maratón de Chicago junto a él. Cuando la semana pasada salió el veredicto sobre Salazar se mostró "muy sorprendido" pese a todos los rumores que desde hace años circulaban sobre el entrenador de origen cubano. Hay que recordar que la federación británica investigó el trabajo de Farah con Salazar en 2015 y no encontró "ninguna razón para estar preocupados" y que el entrenador fue consultor de alto rendimiento para la institución británica entre 2013 y 2017.

Sin embargo, podría haber más razones detrás de la destitución de Neil Black, como los insuficientes resultados cosechados por Gran Bretaña en el Mundial de Doha, con dos oros (Katarina Johnson-Thompson y Dina Asher-Smith) y tres platas (Asher-Smith en 100m y los dos relevos de 4x100m), la menor cosecha desde 2005. El balance llevó a Black a insinuar que se pensaría si seguir en su cargo, y dos días después se conoció que lo dejaba. Ahora, a 10 meses de los Juegos Olímpicos de Tokio, el atletismo británico busca un nuevo jefe deportivo.