China vuelve poco a poco y de forma controlada a la normalidad. Y la normalidad también son carreras, aunque no se disputen en un formato habitual, sino ajustado a la situación. La Chengdu Panda Marathon no ha reunido esta vez a los 20.000 corredores habituales para su distancia de 42 kilómetros, sino solo a un millar que han completado 6km en la capital de la provincia de Sichuan, al suroeste del país.

Los que se han puesto el dorsal lo han hecho con camisetas amarillas y una mascarilla en la cara que era obligatoria. A todos se les ha pedido el documento y se las ha medido la temperatura, además de hacerles salir escalonadamente en diez grupos que tomaban las salida cada dos minutos para evitar una aglomeración como la que se vio hace una semana en Bath (Gran Bretaña), con 6.200 corredores poniéndose en riesgo.

Aunque no faltaron opiniones contrarias a la carrera, muchos lo vieron como un impulso de confianza para una sociedad que lleva dos meses confinada. Aunque los colegios siguen sin fecha de apertura, cada vez más comercios van reabriendo sus puertas y los ciudadanos empiezan a salir a las calles, según cuentan los corresponsales desplazados allí, aunque sea obligados a llevar mascarillas y a pasar por el termómetro. China sigue líder en el acumulado de casos, con 81.537 personas diagnosticadas con coronavirus, 3.270 fallecidos y 72.703 que han salido adelante, pero acumula ya cinco días consecutivos con menos de 10 muertos y, siempre según las autoridades del país, los contagios locales son ya casi inexistentes.