Joe Oldendorf sabía que su lesión era grave incluso antes de mirarse. Cuando este joven de 27 años salió a correr por una ruta de unos 30 km por el sendero de Duckbush Trail cerca del Bosque Nacional Olímpico en Washington un viernes por la tarde a fines de febrero. Este trail runner solo esperaba obtener un buen kilometraje antes del fin de semana.
Oldendfor estaba corriendo cuando llevaba 45 minutos y estaba alrededor del kilómetro 17, cuando se resbaló al pisar un trozo de hielo. Fue entonces cuando escuchó su tobillo crujir antes de caer el suelo. Al examinarlo, supo que se lo había roto, por lo que no podía seguir caminando por un sendero que estaba cubierto de escombros de rocas, árboles caídos y ramas que cubrían toda la ruta.
Para colmo, se dio cuenta de que, aunque llevaba el móvil, se encontraba fuera de cobertura. "Cuando me senté, vi como mi pie caía hacia un lado, sabía perfectamente que mi tobillo estaba totalmente roto", explicó Oldendorf a Runner’s World. "Fue una ruptura traumática, y además estaba a 12 kilómetros del final, sabía que estaba en unas circunstancias terribles al estar en un lugar tan remoto".
Una travesía difícil
Para muchos trail runners que se aventuran en áreas remotas por su cuenta, este es su peor temor. Pero en vez de entrar en pánico, Oldendorf no complicó demasiado las cosas. En su mente, mantenerse con energía lo mantuvo vivo. "Fue muy rápido darse cuenta de lo malo que fue el accidente y estudiar los siguientes pasos", contaba. “Miré mi Strava y calculé que estaba a unos 12 km de mi coche. También recordé que había visto a gente acampar aproximadamente cerca de unos 5 km. Eso estaba aún más cerca. Mi mejor oportunidad de sobrevivir era llegar hasta ellos ".
Antes de ir a ninguna parte, usó sus conocimientos básicos sobre primeros auxilios para crear una férula para el tobillo utilizando los bastones y un impermeable. Sabía que esto era importante para mantener la circulación, así como el pie, lo cual era una prioridad para el corredor. Una vez que colocó la férula, Oldendorf comenzó a arrastrarse de nuevo por el sendero.
Este trail runner solo vestía un par de pantalones cortos para correr, una camiseta térmica de manga larga y sus zapatillas de trail Topo mientras corría, se puso los guantes y la gorra que llevaba en su mochila para así mantenerse relativamente cálido en los aproximadamente 50 grados temperaturas. Sin embargo, le surgieron otro gran problema.
Las temperaturas en su contra
Después de unos 45 minutos en busca de ayuda, el arrastrarse por el suelo le había provocado que empezará a hacerse heridas sobre la piel de las rodillas, dejándolas en carne viva. Ese dolor se volvió insoportable, por lo que nuevamente volvió a evaluar la situación. Fue entonces cuando decidió atarse las zapatillas alrededor de sus rodillas para aliviar el dolor. "La sensación de mi piel en la roca era insoportable", dijo Oldendorf.
La preparación que tenía fue probablemente la mejor herramienta de Oldendorf para sobrevivir las siguientes siete horas. No solo había guardado en su mochila algo de ropa extra, sino que también había traído un faro con baterías adicionales, tres litros de agua y 1.000 calorías en frutos secos. Pero lo mejor es que se había guardado un teléfono móvil con suficiente batería y un cargador portátil, dos cosas que probablemente le salvaron la vida.
Alrededor de las 12:30 de la mañana, su teléfono empezó a sonar cuando le llegó un mensaje de texto. Al darse cuenta de que finalmente tenía servicio, intentó llamar al 911. Desafortunadamente, la cobertura seguía siendo leve para una llamada, por lo que siguió arrastrándose hasta que tuviera más. Finalmente, alrededor de las 12:45, pudo en encontrar a un transportista que le ayudó para llamar al equipo de rescate.
Incluso con los servicios de emergencia en camino, Oldendorf sabía que no podía parar. Las temperaturas habían bajado de 50 grados a los 20 cuando se puso el sol, y él estaba empezando a sentirse congelando, así que, para mantenerse caliente, siguió arrastrándose hacia el comienzo del sendero. Cuatro horas más tarde, concretamente cuando el reloj marcaba las 16:30, vio la luz de algunas linternas a la vez que escuchaba a la gente gritar aproximadamente a unos cuatro kilómetros desde donde se encontraba él.
Un final feliz
Después de eso, Oldendorf tuvo que esperar unas horas más para que llegara un helicóptero de la Guardia Costera de Estados Unidos para que le pudiera transportar hasta el Centro Médico Harborview de Seattle. Sus heridas requirieron de una intervención quirúrgica donde le pusieron unos hierros a través de su tibia y una placa y unos tornillos en el peroné. Además de una férula y una escayola, finalmente el domingo por la noche pudo regresar a su casa.
Por Andrew Dawson, Oldendorf ha estado recuperándose, y se ha dado cuenta que está orgulloso de sus conocimientos y capacidad para actuar con calma y rapidez bajo presión. No solo cree que le eso le ayudó a salvar su pierna, sino que probablemente también su vida. “Esperaba correr mis primeros 100K y correr la ruta de Wonderland Trail, pero por ahora, tendré que esperar ", confesó el trail runner. "Mi consejo para cualquiera que corra por senderos es que no piense demasiado en este tipo de situaciones. Averigua qué es lo mejor que puedes hacer, cuál la mejor opción para sobrevivir y profundizar en ello".
Vía: Runner's World US