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Orlando Ortega quería competir en el Europeo indoor de Torun, marzo de 2021, pero unas semanas antes un golpe tonto con una valla le provocó una luxación en el pie.
Orlando Ortega quería competir en los Juegos Olímpicos de Tokio, agosto de 2021, y estaba en la villa olímpica cuando se rompió el isquiotibial.
Orlando Ortega quería competir en el Mundial bajo techo de Belgrado, marzo de 2022, pero Asier Martínez y Quique Llopis le derrotaron en el Nacional.
Orlando Ortega quería competir en el Mundial de Eugene y en el Europeo de Múnich, verano de 2022, pero en mayo, antes del Iberoamericano de La Nucía, se rompió el tendón del recto anterior, y lo que parecía una pequeña lesión se complicó, y no ha vuelto a ponerse un dorsal.
Mejores auriculares para correr un atleta que no se viste la camiseta de España en una gran competición desde el Entrenador del mes, cuando ganó el bronce en los 110 metros vallas, polémica mediante. La pandemia, la eclosión de los jóvenes del 2000 y, sobre todo, las lesiones, han ido borrando del mapa al que fuera subcampeón olímpico en Río 2016, un talento con 23 años entró en el exclusivo club de los 23 atletas que han corrido la prueba en menos de 13 segundos (12,94s) a lo largo de la historia, y pareció entonces que el récord mundial (13,80s de Aries Merrit en 2012) terminaría siendo suyo.
"Y estoy orgulloso de aquello, pero para mi es más importante el resultado que el tiempo", dice ahora Orlando Ortega, en la sede del COE, de Madrid, la ciudad a la que ha regresado por unas horas para un acto de la UCAM, la universidad que le patrocina a él y a medio equipo olímpico español. Tras el palo de Tokio quiso alejarse del atletismo, no ver ni leer nada, refugiarse en su novia, con la que se casó el pasado otoño, en Barcelona, volver a entrenar con su padre, darle prioridad a la familia, una vida que le hace dichoso –lo dice así, "un momento de pura felicidad", y se le enciende una sonrisa–, más alejada de la rutina solitaria del alto rendimiento, cuando vivía en la Blume y comía pizza a diario porque era joven y no engordaba.
Y aunque ha descubierto que hay más allá de una recta de tartán y 10 vallas en el camino, Orlando mantiene el deseo, o al menos lo ha recuperado. "Tengo la misma ilusión que a los 12 años, cuando empecé en esto, las mismas ganas, el mismo deseo, la misma motivación. Y el día que la pierda, me retiraré", sentencia cuando se le pregunta si tras tanto tiempo parado uno no reformula y rebaja sus ambiciones, que eran las más grandes, el récord mundial, los grandes títulos del universo.
Hace tres semanas que Ortega ha vuelto a pisar el tartán y se ha puesto en los tacos de salida entrenando. La lesión del pasado mes de mayo parecía que no era nada, pero se fue agrandando entre resonancias y visitas a médicos. Y no hubo que operar, menos mal, se consuela Ortega, que cuando en septiembre estaba lejos de poder entrenar descartó ya la pista cubierta, y puso sus miras en el Mundial de Budapest de finales de agosto. "Era inviable llegar, para ir al Mundial había que usar la cabeza y ser paciente".
En este tiempo, los fisioterapeutas han hecho lo posible por reconstruir su cuerpo para que no recaiga. "Hemos hecho gimnasio, fortalecimiento de las zonas más débiles, los cuádriceps, los isquiotibiales, las partes que pasaban factura. Ha sido una preparación larga, en la que ha habido que entrenar la paciencia y la mentalidad", recuerda Ortega.
Ortega vuelve a llamara las puertas de los grandes mítines para que le hagan un hueco, ahora que tienen atletas más jóvenes y en forma que desear, gente como ese Grant Holloway que asusta y que ya ha corrido en 13,03s y 13,05 en abril, aunque el español nacido en Cuba nunca descarta a ningún rival. Espera estar preparado para debutar a finales de mayo o principios de junio, y entrará entonces en una contrarreloj para conseguir la mínima de 13,28s antes del 30 de julio, después de que las lesiones le hayan sin ranking.
Y luego habrá que medirse a Asier Martínez y a Enrique Llopis en el Campeonato de España de Torrent, al final de ese plazo, y hacerse con una de las tres plazas para Hungría, y pelear porque España no pierda su cajón en el podio de las vallas que mantuvo el navarro el pasado verano en Eugene, y que Ortega, ya recuperada la ilusión, siguió por televisión.
Ismael Pérez es periodista experto en atletismo y deporte olímpico. Se enganchó en los Juegos Olímpicos en Atenas 2004 y desde entonces es feliz siguiendo competiciones desde la tribuna de prensa, hablando con los deportistas, siguiéndolos en las redes sociales y contando historias, aunque también saliendo con la bicicleta o saltando en un concierto.
Estudió la Licenciatura de Periodismo en la Universidad de Valladolid y tiene un Máster en Periodismo y Comunicación Digital en la EAE Business School de Madrid. Ha vivido en Turín y Roma y ha cubierto actualidad de todo tipo en El Norte de Castilla, El Mundo de Castilla y León, Televisión Castilla y León, Rome Reports y trabajado la comunicación corporativa en Burson Cohn & Wolfe. También ha escrito sobre grandes campeonatos de atletismo en Somos Olímpicos, Vavel o Foroatletismo y ha intervenido en la IAAF Global Running Conference en Lanzhou (China).
Con una trayectoria de más de una década en el oficio, lleva desde 2019 vinculado a Runner's World, Men's Health y Women's Health en Hearst Magazines y escribiendo sobre actualidad del atletismo de competición, carreras populares, triatlón, trail running, olimpismo aunque a veces también le ha tirado al ciclismo, la escalada, la vela, la natación, el tenis, el piragüismo, el judo, el snowboard…o cualquier cosa que tenga hueco en los Juegos Olímpicos (que no Olimpiadas).