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VALENCIA. Tariku Novales (Jijilga, Etiopía, 1998) pide una cerveza que disfruta muy lentamente en el bar del hotel AC de Valencia. Es 3 de diciembre, fuera luce un espléndido sol de mediodía y hace apenas dos horas que acaba de adueñarse del récord de España de maratón y convertirse en el primer atleta del país que corre en 2 horas y 5 minutos. El gallego parece calmadamente feliz en el día que se ha consagrado como maratoniano de la gran élite después de una preparación llena de ambición en la que ha roto sus propias barreras mentales y una carrera en la que suplió con piernas y confianza el fracaso de las liebres. El discípulo de Luismi Martín Berlanas y Juan del Campo tiene ganas de hablar, así que no alargaremos la introducción.
Runner's World: Dijiste que bajarías de 2h06 y lo conseguiste.
Tariku Novales: Sí, evidentemente era un objetivo ambicioso y difícil, después de todas las dificultades que pasé, de todo lo que apostaron mi círculo más cercano, que me ayudó muchísimo, tanto mis entrenadores como mi manager, como mi marca Adidas, que ha seguido apostando por mí independientemente de los resultados que iba logrando en los últimos años. He conseguido la regularidad, encadenar unas semanas de maratón muy buenas, y eso ha hecho que lo tuviese claro, fuera ambicioso y no tuviera miedo a exteriorizarlo. Además de ponerme presión, es tenerle mucho respeto a todo lo trabajado y a la apuesta por mi. Es cierto que en la carrera se ha complicado mucho porque la liebre no funcionó cómo debería. El año pasado fueron absolutamente perfectas, pero este año he hecho muchísimos kilómetros tirando yo, presionando. Solo he tenido la ayuda en mi grupo del francés Mehdi Frere, que al final me ganó pero siendo un atleta de 2h09 dio la cara, y otro etíope que al final se quedó detrás, pero ayudó, pero el que más tiró fui yo porque veía que cuando me relevaban el ritmo decaía demasiado, por lo que le doy más valor a este resultado. Es cierto que hizo un tiempo ideal y que Valencia es mágica, pero cuando das tanto la cara durante la carrera, puede saber incluso mejor, pese al cabreo que puedas tener.
¿Qué pasó con las liebres? ¿No eran regulares?
No, fallaron muy pronto. Parecía que no estaban en forma, hacían mucho la goma. Se nos iban los parciales a 3:03. Tengo cogido uno de un 3.000 a 9:10, cuando el objetivo era ir a 2:58 el kilómetro. La última lo peleó, lo sufrió, pero nada, aunque no es culpa de la organización. Antes del kilómetro 10 había que insistirles. Han fallado tan pronto que han ayudado poco los primeros 25, que era lo más importante. Y en el 25 creo que di un tirón, porque había pasado a 3:04, para que el resto del grupo viniese conmigo y luego trabajásemos sin la liebre. El resto del grupo no colaboró, y me enfadó porque se aprovecharon mucho del trabajo de tres, cuando si hubiéramos trabajado todos, aunque fuera un kilómetro cada uno, el resultado habría sido mejor. Estoy muy agradecido al etíope y al francés, porque al final había momentos que necesitaba coger aire. Desde el 30 tuve que trabajar mucho yo solo, muchísimo. Y a partir del 37, lo empecé a pasar mal. Veía que todo lo trabajado pendía de un hilo. Me puse detrás del grupo en el 38, del 39 al 40 hice la gima, y no sé cómo, en el último kilómetro encontré mucha fuerza, un parcial de 2:48 para irme con Mehdi Frere y un israelí [Gashau Ayale]. Estoy muy contento con mi desarrollo, con el resultado, aún no me lo creo, super orgulloso de mi trabajo y mi equipo.
¿Con más cabeza que piernas en los últimos kilómetros?
No, ambas, ambas. Es cierto que en un maratón, el cuerpo te dirá en algún momento 'oye, dame un respiro, que llevas 35, 36 ó 37 kilómetros de paliza', pero ahí es donde interviene la cabeza. A esto le adjudico un 50-50 porque cerrar con 2:48 significa que físicamente no estaba tan mal como podía creer en los kilómetros anteriores. Todo el trabajo de los últimos meses ha merecido la pena y se ha visto en ese final.
Has sido el primer español en correr un maratón con las nuevas Adizero Adios Pro Evo 1. ¿Cómo las has visto respecto a otros modelos?
Partíamos de un nivel muy alto. La más reciente, la Pro 3, es un zapatillón, para mi es la mejor después de las Evo. La diferencia no es abismal, es un gran diferencia en el peso porque sientes que no llevas nada en los pies, y quizá la reactividad, la respuesta en la pisada, pero muy poco. Cada vez es más difícil hacer mejoras abismales porque partimos de muy arriba. Estoy super agradecido de haber sido uno de los elegidos para una zapatilla tan exclusiva.
Te has quejado de haber logrado este récord de España sin beca federativa en este año. ¿Cuál es la situación?
Me pillaron un poco en caliente, debería haber sido un poco más comedido porque vengo de unos años con malos resultados y eso hay que tenerlo en cuenta, pero esperaba que la federación me apoyase un poco más cuando realicé los 2h07 el año pasado. Quizá falló la comunicación, confiar en mí o lo que sea. Con el 21º puesto del Mundial [de Budapest] he conseguido cinco puntos y necesito seis para la beca económica [lo logrará seguramente por su posición en el ranking]. He pedido que me ayudase en concentraciones y me han respondido que no cumplo los criterios. Puede ser comprensible, pero creo que es un error por su parte, pero quizá mi falta de rendimiento y de actitud los años anteriores plagados de lesiones justifique un poco su postura, peor haberme rehecho, salir del hoyo más profundo y haber demostrado que sigo aquí incluso más fuerte debería haber significado un paso adelante por su parte, porque he cumplido en todas las categorías. Creo que tendremos conversaciones con ellos y arreglaremos la relación seguro, porque me queda una carrera larga y quiero que la relación sea lo más positiva y sana posible. Siempre apostaron por mi y debo estar agradecido, aunque en los dos últimos años no haya sido así.
¿Cuánto dinero te cuesta una preparación de un maratón?
Mucho. Para correr a muy alto nivel hay que hacer preparaciones en altura de mucho tiempo. Yo las realizo en Etiopía, y lo más caro suelen ser los vuelos, que de media, ida y vuelta, no bajan de 1.000 euros. Depende del tiempo que estés allí, tienes que pagar hotel, fisioterapia, comida. No lo tengo calculado, pero no es poco. Hay que contar que el año pasado para el 2h07 hice dos concentraciones en altura, para el Mundial, otras dos, y este año lo ajusté para hacer solo una porque no me daba el dinero. Es muy costoso, no te podría decir un precio exacto, pero solo tienes números en rojo en la cuenta bancaria. Gracias al apoyo de Adidas pude costearlo, pero necesito vivir de esto cómodamente y tener una tranquilidad a nivel personal y a nivel económico, que la voy a conseguir gracias a mis resultados. Por eso no quiero incidir más, porque creo que 2024 será muy positivo y debemos hablar desde la construcción y no desde el reproche.
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Solo tengo Adidas. Y todo lo logrado hasta ahora, tanto el 2h07 del año pasado como el Mundial, ha sido gracias a su respaldo incondicional. Incluso en los momentos en los que no rendía me decían 'seguimos confiando en ti, sabemos que volverás y serás la referencia del maratón en España'. Y han acertado y he cumplido, pero sigo en deuda con ellos porque no es fácil desde una marca deportiva, que podrían haber tirado de otro atleta y han creado ese vínculo tan especial que tengo con ellos. Eso es muy complicado de encontrar con otras marcas, prácticamente imposible.
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No lo sé. No es una respuesta fácil, porque me valoro mucho como maratoniano, sé las facilidades que tengo y creo que tengo mucho margen de mejora, pero aún no he terminado de tener una continuidad ni una preparación exactamente perfecta. No me pondré un valor exacto porque eso sería ponerme un techo. Lo único que quiero es no lesionarme, tener continuidad porque con eso, la estabilidad emocional y la felicidad haciendo lo que hago, que es lo que recuperé en el último año y medio, llegan los resultados. No quiero ponerme techo ni tampoco fliparme diciendo que soy un atleta espectacular, porque no lo sé. Tengo facilidad para acumular kilómetros, pero he tenido muchas lesiones y hay que ser cauto, tener mucha paciencia, disfrutar del día a día, no pensar a largo plazo sino ir paso a paso. Antes de Valencia me preguntaban por los Juegos y no estoy ni pensando en ello. Estas últimas dos semanas no quería que llegase Valencia porque lo estaba pasando tan bien con la reducción del entrenamiento, el ir fácil y rápido, y se ha acabado.
¿Cuándo tuviste claro que tenías que ligarte al maratón y olvidarte de los 10.000 metros?
Muy de lejos. La gente se piensa que esto viene de buscar soluciones a mi malestar en el deporte, de que no rendía a lo mejor al máximo en otras pruebas. Tenía recorrido en pista, sobre todo en 5.000, tenía bastante recorrido, es cierto, pero tenía un techo. Quizás nunca iba a ser una atleta de 13 pelados, porque la facilidad estaba en lo largo. Cuando debuté en media maratón en 2019, salió con mucha naturalidad. Fue campeón de España de media maratón sin ningún tipo de preparación. Cuando ruedo, cuando hago cosas largas, lo hago con mucha facilidad, y eso ya da un indicativo. Y luego los tests de consumo de grasas y demás, cosas que no controlo, según mis entrenadores también dicen lo mismo. Yo me dejo aconsejar y escucho mucho mis sensaciones. adidas arena edition perfume price, no me guío por lactato ni por pulso, más por cansancio o recuperación.
En aquel Europeo sub-20 de Grosseto, cuando ganaste la plata en los 5.000 metros tras Jakob Ingebrigtsen, ¿ya sabías que lo tuyo era la ruta?
Sí, lo sabíamos, por las facilidades en a la hora de rodar, de acabar rápido los rodajes y pequeñas cositas, aunque en ese momento, evidentemente, no pensabas que en el año 2022 vas a debutar en maratón. No poníamos fecha. Pero cuando en esa época sabía que iba a debutar joven, que no había que tenerle miedo, solo respeto, pero había que hacerlo con naturalidad, sin forzar, y que mi evolución dentro de este deporte fuese quien dictaminase mi debut en esta prueba. Y todo lo que pensábamos que podía ser, ha sido porque sabíamos que podía ser un gran maratoniano y poco a poco lo estoy logrando.
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Estoy muy enfadado, sobre todo con los medios, porque el periodista me preguntó sobre las edades de los africanos y dije que no te puedes fiar porque el 90% no lo sabe, y para que puedan tener oportunidades, proyección para marcas y contrataciones, les ponen menos edad de la que tienen. Y puse mi ejemplo de que en mi caso, llegué a España [de Etiopía] adoptado sin saber mi fecha exacta de nacimiento, pero a los 5 ó 6 años me hice muchas pruebas médicas para dictaminar el margen. Y se estableció que debía andar seguro entre 1998 y 1999, un margen de error de unos meses. Y se han puesto titulares de que no sabía mi edad, sin detallar más. Y eso es un engaño. Mi familia, para que tuviera tiempo para adaptarme, me puso 1999 y después de tres años, era super inteligente y super avispado y me adelantaron un curso. Aprendí a hablar español en un mes y gallego en tres meses. En año y medio no tenía ningún tipo de acento porque me adapté muy bien, así que empecé a estudiar y competir con gente de 1998, sentí que era mi sitio. A los del 99 y el 2000 les ganaba con mucha facilidad. Yo insistí muchísimo para cambiarme de edad con 10 años porque sabía que había ese margen de error.
Es decir, que te perjudicaste con el cambio.
Me perjudiqué, porque a lo mejor ahora, si hubiera seguido siendo el 99, en categorías inferiores habría tenido muchos más récords de España. Pero no me arrepiento ni mucho menos, porque yo me siento del 98. Por eso me cabrea cuando los periodistas intentan sacar un titular que tiende al engaño, porque precisamente he tratado de ser justo con mis rivales.
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El 8 de marzo. Me dieron a elegir una fecha y lo pusieron porque mi familia es muy feminista y el 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer.
Hasta 2021 no volviste a Etiopía. ¿No habías tenido curiosidad de hacerlo antes?
Sí, es más, voy por motivos personales, emocionales. Llevaba varios años con la necesidad de recuperar el contacto con mi pasado. Y a finales del 2020 me lesiono, un edema óseo y me recomiendan reposo porque es en el cuello el fémur. Como yo estaba en los peores momentos anímicos y psicológicos, tenía muchas necesidades y una era responder muchas preguntas que tenía. Así que cogí una mochila y me fui, lo decidí de un día para otro y me pasé el cambio de año volando. La mayoría de mis preguntas pude responderlas y cree un nuevo lazo con mis orígenes. Era necesario para sentirme más completo. Necesitaba saber quién era, de dónde venía. Eso es lo que busqué y encontré, aunque aún tengo que terminar de cerrar la herida, aún no me veo capaz hasta que encuentre cierta estabilidad. En lo deportivo me hice muy amigo en 2015 [en el Mundial sub-18 de Cali] de un atleta de allí [Abayneh Degu, atleta de 2h04 en maratón], congeniamos mucho y me convenció para ir a hacer preparaciones allí. Se adapta muy bien a nuestros entrenamientos. Hemos conseguido completar mis necesidades deportivas y cumplirlas lo mejor posible aquí y allí. Sigo a años luz de los mejores de allí porque ello viven y yo, como cualquier atleta español, tengo muchas dificultades para mover ritmos muy altos allí, aunque saco mucho beneficio.
¿Te fuiste por primera vez con este amigo?
Sí, él me ayudó porque yo no tengo ni papa del idioma de allí, y el inglés lo llevan fatal. Él sacrificó incluso días de entrenamiento por ir conmigo de un lado a otro, por viajar incluso a la otra punta del país, que es enorme, para ir al sitio donde nací, buscar respuestas y la verdad es que la generosidad de las personas allí es inmensa. La hospitalidad es increíble. Es otro mundo. Tienen otras dificultades, otras necesidades. Estoy muy agradecido, contento y feliz de tener allí un sitio en el que me puedo sentir como en casa. Allí al final soy un extranjero, como cualquier español que vaya de visita, porque aunque mis rasgos físicos sean iguales, y me camufle, me he criado culturalmente y educacionalmente aquí.
¿Contactaste con tu familia?
Sí, he encontrado parte de mi familia por parte de padre y ahí tuve mis alegrías y mis dificultades. Por parte de madre hay historias que aún me guardaré para mí, pero el contacto ha sido complicado por el idioma y por las conclusiones que he ido sacando. Ha sido difícil en lo emocional.
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Con este amigo, que debutó en maratón con 2h04, espectacular, con el subcampeón mundial del año pasado, Mosinet Geremew, que hizo 2h02 en Londres [2019] el año que casi le planta mucha cara a Kipchoge, alguno de 2h03, el tercero en esta maratón [Dawit Wolde], que ha hecho marca personal con 2h03 también, y otros muchos de 2h04 y 2h05, y alguno de 2h06 y 2h07. Yo trato de hacer algo con el grupo B de los chicos, pero la altitud y la altimetría, las muchas subidas que hacemos, lo hace duro, complicado, pero muy necesario porque el trabajo de altura, para nosotros, que no estamos muy adaptados, es mucho más positivo que para ellos, que cuando vienen aquí tienen mucha facilidad, pero mueve prácticamente los mismos ritmos allá arriba que aquí, hay muy poca diferencia. Nosotros tenemos mucha más diferencia. Por eso hay que relativizar mucho el entrenamiento en altura, hay que tener mucha cabeza y mucho control.
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He aprendido una barbaridad de cosas. Principalmente, la filosofía, la disciplina y el romper un poquito con las barreras mentales de lo que se puede hacer o no se puede hacer entrenando. A hacer 40 kilómetros. Aquí, antes de hacerlo allí, habría sido impensable. ¿Qué barbaridad es esa? Pues sí, se puede, incluso más. Romper los esquemas preestablecidos de esto es o no es demasiado. Todo con control, sabiendo que te sienta bien, que lo asimilas. Y luego he aprendido a ser muy profesional, a respetar mucho los descansos y la recuperación, a intentar polarizar un poquito más, a no rodar tan rápido, porque yo antes era muy de rodar rápido, hacerlo todo rápido, a comer bien. Allí comemos espectacular, todo es super sano, todo viene directamente del animal o el campo a tu plato. No hay comida basura ni procesados. Aquí es complicado encontrar una comida tan saludable. He aprendido a tener paciencia, a no plantearte las cosas, sino hacerlas y ya está. A no dudar y creer mucho en mi. A estar tranquilo, a disfrutar de lo que hago. Los cabrones son muy buenos, entrenan barbaridades, y solemos reducirlo todo a la genética, a la altitud, pero intervienen muchos factores desde la profesionalidad, no plantearte si es mucho o poco, no ponerte barreras, confiar en el entrenador y trabajar duro.
¿Cómo es la distribución de kilómetros de la preparación? ¿Qué es lo más salvaje que hacéis?
Ha sido buscando la naturalidad, no los kilometrajes. Simplemente, dejar que la cosa fluyese, porque en la preparación del Mundial [de Budapest] arrastré la lesión que me hice aquí el año pasado y no pude meter los kilómetros que quería ni exprimirme todo lo que me habría gustado. Allí me salían con naturalidad kilometrajes que no pensaba que fuese capaz de hacer en altitud. El año pasado me costaba meter más de 160 ó 170 kilómetros y terminaba muy cansado. Y esta vez llegué a meter dos semanas seguidas de 240 y 246 kilómetros. Evidentemente, tenía fatiga, pero nada de sobreentrenamiento. Es más, la semana siguiente a los 246 me obligué a hacer solo 138 y podría haber hecho de nuevo 240 si hubiera querido, porque mi cuerpo lo asimilaba, pero fui paciente. Es más, un lunes, a menos de tres semanas del maratón, hice una tirada de 40 kilómetros a 3:35-3:36 con mucha solvencia y facilidad, y eso te da mucha confianza. Luego, no hice nada salvaje. Es más, por culpa del volumen movía ritmos rápidos más lentos que el año pasado, las series cortas de 800 o 1.200 metros me salían más lentas del año pasado, lo cual me preocupó, pero cuando vine aquí se me quitó, porque movía ritmos por debajo de 3 con mucha solvencia.
A Budapest dijiste que no llegaste demasiado bien pero, ¿qué aprendiste de un maratón de un gran campeonato respecto a un maratón rápido como Valencia que te pueda servir para París?
Mira, principalmente aprendí a atarme bien los cordones porque en el kilómetro 14 escuché un ruido y era que se me habían desatado, y justo había enganchado con el grupo. Estaba haciendo muy buena carrera de no entrar al trapo, de medir, de no fliparme. Cometí el error de las zapatillas, algunos en los avituallamientos, y luego a no ser demasiado estricto conmigo mismo. Las semanas previas quise mantener el horario y la comida de Etiopía y llegué mentalmente cansado y reventado a la prueba por la exigencia que me estaba poniendo. Y en carrera, al tener que pararme en el 14, perdí el contacto con el grupo, se me fueron y ya no volvieron a frenar, pegaron otro cambio, me quedé solo y estaba fatigado mentalmente, me puse como objetivo terminar la carrera y no podía exprimirme. Es más, en el último kilómetro acabé rápido y suelto para ser el primer español. El resultado estaba dentro de lo que podía pasar, pero me quedé con ese sabor agridulce de que podía haberme exprimido más.
Y de cara a los Juegos Olímpicos, ¿es mejor salir en un segundo grupo y terminar muy rápido, aguantar con el grupo cabecero hasta donde se pueda?
Hacer tu carrera. Hay que tener mucha sangre fría y saber, por ejemplo, de París, que tiene un circuito durísimo, saber cuáles son tus puntos fuertes y cuáles no, y guardar, porque el petardazo puede ser increíble. Yo he aprendido que lo positivo que hacía yo era no entrar a los cambios de ritmo, a los ataques, tener paciencia, controlar, llevar un ritmo que fuese cómodo, que sabes que lo puedes mantener bien. Y en el momento que hay que estar dentro de carrera, estar atento, tener claros los avituallamientos, saber que el hielo en la gorra en los campeonatos de verano es imprescindible, muy necesario, porque te baja toda la temperatura corporal. Me pareció mágico, y eso que a mi no me afecta mucho el calor o la humedad.
Aunque entrenas en Madrid, ahora vives en Guadalajara con Héctor Santos y Jordan Díaz, dos saltadores, pero dos atletas. ¿Qué te aporta?
Este año tras salir de la Blume ha sido por buscar una solución intermedia. El próximo año volveré a Madrid. Con Héctor tengo una relación muy larga y buena, somos como hermanos, hemos pasado momentos muy difíciles juntos y llevamos en estos desde pequeñitos, aunque entre concentraciones en Etiopía y demás, he estado poco en Guadalajara. Me ha servido de punto de apoyo en lo económico, para no tener que pagarme un piso solo en Madrid, compartir en Guadalajara, que es más barato, y a nivel emocional, sobre todo cuando me lesioné otra vez, fue muy positivo. Son amigos de muy alto nivel, y compartimos tanto la pasión como los objetivos. Héctor por desgracia está lesionado y si todo va positivo, como debe de ir, porque es muy bueno, espero que los tres estemos en los Juegos de París y podamos celebrarlo como convivientes. Tenemos una relación muy natural, sana, fluida, nos conocemos muy bien. Ha ido todo muy rodado y les agradezco estar ahí cuando las cosas no iban tan bien.
Ismael Pérez es periodista experto en atletismo y deporte olímpico. Se enganchó en los Juegos Olímpicos en Atenas 2004 y desde entonces es feliz siguiendo competiciones desde la tribuna de prensa, hablando con los deportistas, siguiéndolos en las redes sociales y contando historias, aunque también saliendo con la bicicleta o saltando en un concierto.
Estudió la Licenciatura de Periodismo en la Universidad de Valladolid y tiene un Máster en Periodismo y Comunicación Digital en la EAE Business School de Madrid. Ha vivido en Turín y Roma y ha cubierto actualidad de todo tipo en El Norte de Castilla, El Mundo de Castilla y León, Televisión Castilla y León, Rome Reports y trabajado la comunicación corporativa en Burson Cohn & Wolfe. También ha escrito sobre grandes campeonatos de atletismo en Somos Olímpicos, Vavel o Foroatletismo y ha intervenido en la IAAF Global Running Conference en Lanzhou (China).
Con una trayectoria de más de una década en el oficio, lleva desde 2019 vinculado a Runner's World, Men's Health y Women's Health en Hearst Magazines y escribiendo sobre actualidad del atletismo de competición, carreras populares, triatlón, trail running, olimpismo aunque a veces también le ha tirado al ciclismo, la escalada, la vela, la natación, el tenis, el piragüismo, el judo, el snowboard…o cualquier cosa que tenga hueco en los Juegos Olímpicos (que no Olimpiadas).