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"He ganado siete veces, pero no te puedo decir en qué año he ganado. Pero yo recuerdo que 15 años después de la primera vez, volví a ganar", dice Ramiro Matamoros (Navarrevisca, Ávila, 1957), al que la memoria se le pierde entre todas sus victorias en la San Silvestre Vallecana, que en su versión popular venció en tres décadas distintas, la primera en 1978, con solo 23 años, y la última en 1999.
Salud y lesiones. Nationale-Nederlanden San Silvestre Vallecana. Marta García y Dani Arce ganan la SanSil de León, desde la Media Maratón de Moratalaz a la gran Maratón de Madrid pasando por el Trofeo de Canillejas. Y eso que cuando empezó a correr, casi le cogió asco, obligado por la disciplina del Ejército del Aire. "Me metieron tantas palizas que no me gustaba correr, pero después fui un día al INEF y el ambiente me gustó, porque ya no era obligatorio. Lo hacía porque me gustaba correr", explica.
Y una de las primeras veces fue en la San Silvestre Vallecana, que en 1978 estrenó su primera edición popular, y donde estrenó el palmarés. "Eran 5,5 kilómetros y yo no sabía que corría tanto. Gané a uno de los mejores de España, a Vicente Polo, que había sido campeón de España absoluto de cross, y me di cuenta de que valía para esto", dice, y además al día siguiente salió en la portada del diario Pueblo, todo un estímulo para seguir corriendo. "Me sorprendió mucho la victoria. Porque yo juego al golf y soy muy malo. Juego al tenis y soy tan bueno. En ciclismo subo muy bien, pero bajo con miedo. Pero correr, no sé por qué, se me da bien", resume.
La gracia es que Matamoros destacó en el asfalto sin dedicarse nunca a ello a tiempo completo. "Yo he trabajado en bares, de albañil. Habré tenido como 12 ó 14 trabajos diferentes. Y menos mal que me metí en Matutano, porque antes no podía correr las carrera de los domingos explica". Y ahí, como repartidor de patatas, se tiró toda la vida. Hasta 32 años. Por eso se cambiaba la furgoneta y corría donde le pillaba. "Un día estaba en El Escorial, otro en El Molar. No tenía un mismo sitio. Luego ya me dejaron un sitio fijo y entrenaba en Ciudad Universitaria", recuerda. "Yo siempre trabajaba 12 horas y luego entrenaba cuando podía, porque me gustaba".
Sus resultados sin dejar de ser un popular despertaban la admiración y el cariño de la élite. Sobre todo porque en 1985 ganó la Maratón de Valencia, la primera que corrió, en 2 horas y 16 minutos cuando la prueba no era la concentración de superélite mundial que es hoy, y al año siguiente el Mapoma en 2h17, y se llevó un coche de premio. "Ahora parece que un coche se lo lleva cualquiera, pero entonces era la hostia, ¿eh?", subraya. Con esos datos se atrevió a participar en la San Silvestre Vallecana en su versión internacional, donde terminó dos años en séptimo lugar, como segundo y tercer español. Solo le ganaron José Luis González, José Manuel Abascal y Abel Antón.
"A mi me gustaba más la Internacional, pero sabía dónde podía rendir más o dónde podía ganar, que era en la popular. Yo he ganador a algunos profesionales, pero lo más fácil es que me ganaran. No corríamos con las mismas armas de fuego porque correr era su vida y la mía era vender patatas", resume. "Que un popular como yo fuera capaz de codearse con la élite despertaba mucha admiración. Porque me he hecho mayor, pero si hubiera sido en esta época, con las redes sociales, diría que hubiera sido un mito. Porque era muy muy popular. Era más popular que José Luis González. La gente me admiraba más", cree.
Matamoros ha podido ver la evolución del running popular a través de la San Silvestre Vallecana. "Ahora corren 40.000 personas y en la primera corrieron 2.500. Es una pasada. Ahora todo el mundo corre. Antes si yo corría, de mi familia iban a verme 20. Ahora es al revés, 20 corren y dos van a verlos. Ahora hay más gente corriendo que animando.
En 2024, con 67 años a las espaldas, Ramiro Matamoros asistirá a la San Silvestre como espectador y será de los que anima, sobre todo a sus atletas del club Clínica Menorca. Hace tiempo que ya no corre después de lesionarse y operarse siete veces del tendón de Aquiles. "Yo me pegaba muchas palizas, entrenaba fuerte, con malas zapatillas, comía poco. Todo lo que no se debe hacer, porque no tenía tiempo. Quería entrenar como los profesionales, pero no podía", lamenta.
Ismael Pérez es periodista experto en atletismo y deporte olímpico. Se enganchó en los Juegos Olímpicos en Atenas 2004 y desde entonces es feliz siguiendo competiciones desde la tribuna de prensa, hablando con los deportistas, siguiéndolos en las redes sociales y contando historias, aunque también saliendo con la bicicleta o saltando en un concierto.
Estudió la Licenciatura de Periodismo en la Universidad de Valladolid y tiene un Máster en Periodismo y Comunicación Digital en la EAE Business School de Madrid. Ha vivido en Turín y Roma y ha cubierto actualidad de todo tipo en El Norte de Castilla, El Mundo de Castilla y León, Televisión Castilla y León, Rome Reports y trabajado la comunicación corporativa en Burson Cohn & Wolfe. También ha escrito sobre grandes campeonatos de atletismo en Somos Olímpicos, Vavel o Foroatletismo y ha intervenido en la IAAF Global Running Conference en Lanzhou (China).
Con una trayectoria de más de una década en el oficio, lleva desde 2019 vinculado a Runner's World, Men's Health y Women's Health en Hearst Magazines y escribiendo sobre actualidad del atletismo de competición, carreras populares, triatlón, trail running, olimpismo aunque a veces también le ha tirado al ciclismo, la escalada, la vela, la natación, el tenis, el piragüismo, el judo, el snowboard…o cualquier cosa que tenga hueco en los Juegos Olímpicos (que no Olimpiadas).