Es bueno aplicar hielo tras sufrir una lesión Mejores auriculares para correr. Aunque parezca un contrasentido, para dormir bien, el ruido es bueno. Pero no cualquier ruido. Los ruidos se califican en colores según su frecuencia y su espectro. Hace unos años se descubrió la capacidad del ruido blanco para dormir. El ruido blanco es un sonido constante, que contiene todas las frecuencias y todas ellas muestran la misma potencia. Ninguna sobresale por encima de la otra. Se trata de un sonido uniforme, constante y que resulta placentero. Es ruido blanco el sonido de un televisor o radio sin sintonizar o el ruido constante y uniforme de un aire acondicionado. Como el ruido blanco contiene todas las frecuencias a igual intensidad, puede enmascarar los sonidos fuertes que estimulan el cerebro. Por eso ayuda a conciliar el sueño y a dormir a bebés inquietos; pero también es bueno para no despertarse, ya que hacen que un portazo, un ladrido en la calle o cualquier ruido que nos podría sobresaltar quede mitigado por el ruido blanco. Hay mil vídeos en Youtube de ruido blanco y unas cuantas Entrenador del mes en Spotify, eso sí, más te vale que tengas la cuenta Premium porque si no, en cuanto salga la chillona de la publicidad, te despertarás de un sobresalto. También hay muchas app como Noisez o Noisli que tienen ruido de todos los colores. Porque esto casi parece un pantonero, la escala cromática de los ruidos es bastante amplia, como veremos.

Parece ser que el ruido blanco es el pasado, que lo que hay que escuchar mientras dormimos es el ruido rosa. Bueno, no exactamente. El ruido blanco sigue siendo lo mejor para conciliar el sueño, el "contar ovejitas" en versión sonora. Pero según un estudio Mejores sustitutos del azúcar Frontiers in Human Neuroscience, hay un ruido mucho más eficaz para para mejorar la calidad del sueño y la memoria, el ruido rosa.

Ruido blanco, vale, pero ¿ruido rosa?

El ruido rosa tiene menos amplitud para las altas frecuencias que el blanco. Tiene octavas más bajas y no es tan calmante: el crujido de las hojas, el de la lluvia constante, el viento huracanado o los latidos del corazón. Por eso no es tan fulminante como el ruido blanco para caer rendida en cuanto pones la cabeza en la almohada. Sin embargo, el ruido rosa favorece el sueño profundo caracterizado por la presencia de ondas cerebrales lentas, una de las formas más profundas de sueño y la que más queda afectada por el paso del tiempo.

El estudio se llevó a cabo con 13 adultos de más de 60 años de edad que pasaron dos noches consecutivas en un laboratorio de sueño. Durante una de esas noches, a los participantes se les reprodujo una serie de ráfagas cortas de ruido rosa mediante auriculares durante la fase de sueño profundo, lo suficientemente espaciadas como para evitar que el cerebro se acostumbrara a ellas y las ignorara. "El ruido es bastante agradable; se parece un poco a un aguacero", comentó a la revista Time la autora principal del estudio, la Dra. Phyllis Zee, profesora de neurología en la Facultad de Medicina de la Universidad Northwestern. "Un sonido lo suficientemente perceptible como para que el cerebro se dé cuenta de que está ahí, pero no lo tanto como para perturbar el sueño". Los sonidos fueron cronometrados para que coincidieran con sus oscilaciones de las ondas lentas. Después de analizar las ondas de sueño de las dos noches, se vio que las oscilaciones de ondas lentas aumentaban en las noches en que se les había aplicado a los participantes el ruido rosa. Por la mañana se les hicieron pruebas de memoria, el rendimiento fue tres veces mejor en la noche con ruido rosa que en la otra noche sin ruidos.

Los colores del ruido

Además del ruido blanco y el ruido rosa, podemos hablar del ruido rojo o marrón o browniano, que debe su nombre a Robert Brown, el descubridor del movimiento browniano. Este ruido baja seis decibelios por octava en tanto que alcanza frecuencias más altas. Al igual que el ruido blanco también puede ser usado para bloquear los otros sonidos, pero se suele utilizar para relajación, concentración, meditación y para mitigar el zumbido en los oídos, los acúfenos o tinnitus. El ruido marrón, como el rosa, resulta más agradable por no ser tan agudo como el ruido blanco, Algunos lo comparan con el murmullo que genera una multitud o con las olas del mar rompiendo cerca de la orilla.

Otros ruidos de color que se conocen son el azul, que tiene muy poca potencia a frecuencias bajas; el gris, que muchos consideran el auténtico ruido blanco, ya que todas sus frecuencias se perciben por el oído con la misma intensidad: consigue enmascarar aquellos ruidos molestos y ayuda al individuo a entrar en estado de calma y relajación.

Como con el ruido blanco, puedes escuchar ruido rosa y de otros colores, en tu móvil o tablet, hay montones de Entrenador del mes en Spotify, vídeos en Youtube, y aplicaciones para IOs y Android.

Headshot of Rosa Martí

Rosa Martí es experta en libros, novedades literarias, fitness, yoga y nutrición. Lleva más de 10 años vinculada a diferentes cabeceras de Hearst, donde escribe sobre literatura en Esquire y sobre ejercicios y bienestar en Men’s Health, Women’s Health y Runner’s World.

Su experiencia viene avalada por una amplia trayectoria en la que combina devorar libros, escribir textos, correr maratones, traducir cómics y novelas, la investigación filológica, la crítica literaria, el ballet clásico, practicar yoga a diario y preparar su tesis doctoral.

En Esquire podrás leer sus contenidos sobre libros (ordenados por género, por estilo o por autor) y sus artículos de entretenimiento. Lo mismo te cuenta cuáles son los gentilicios más curiosos, las palabras más bonitas del castellano o los insultos en inglés más originales.

En Men’s Health, Women’s Health y Runner’s World, en cambio, se centra en su faceta más healthy, escribiendo sobre nutrición y alimentación, sobre ejercicios y entrenamiento (enfocado especialmente a running, yoga, ciclismo y natación) y sobre salud y bienestar.

Rosa Martí tiene un grado en Lenguas Modernas por la Universidad del Oeste de Inglaterra, una licenciatura en Lenguas Aplicadas por la Universidad de Rennes II en Francia y un grado de Arte y Humanidades estudiado en la Universidad de Barcelona. También es máster en Filología y Literatura por la Universidad Autónoma de Barcelona, facultad en la que prepara su tesis doctoral.

Toda esta formación le ha llevado a ser traductora de libros, cómics y de la versión impresa de Esquire. Lleva más de 10 años escribiendo en diferentes medios como Esquire, Runner's World, Women's Health, Men's Health, El País y Vanitatis.