Durante mucho tiempo, los expertos nos han dicho que los ejercicios aeróbicos eran lo mejor para la salud del corazón y los ejercicios de fuerza lo eran para proteger músculos y huesos.
Pero ahora, un nuevo estudio sostiene que aunque no hagas "cardio", levantar pesas fortalece el músculo más importante, el corazón, y nos protege frente a posibles problemas cardiovasculares y a accidentes cerebrovasculares e incluso ayuda a que no fallezcamos por su causa.
Los 12.591 hombres y mujeres con una edad media de 47 años que participaron en el muestreo fueron sometidos a un estudio exhaustivo sobre sus hábitos de vida y se sometieron a dos profundos controles de salud entre 1987 y 2006.
Una vez analizados los datos, los investigadores llegaron a la conclusión de que por mínimo que hubiera sido el entrenamiento de la fuerza que habían seguido los participantes, éste suponía una garantía a la hora de prevenir las enfermedades del corazón. También concluyeron que, con tan sólo una sesión por semana de menos de una hora, el riesgo de padecer una enfermedad del corazón y de morir por un accidente cardiovascular se reducía entre un 40 y un 70%, incluso aunque no se realizaran las sesiones de ejercicio aeróbico por semana que se recomendaban.
El entrenamiento de la fuerza también se relacionaba con un menor índice de masa corporal (IMC) y, por lo tanto, con un corazón sano.
Se necesitan más estudios que respalden estas conclusiones y que nos ayuden a entender mejor cómo estos ejercicios pueden mejorar la salud del corazón. Pero es posible que sus efectos en el gasto calórico, en la función física y en el estado de ánimo (se ha demostrado que reduce los problemas de ansiedad y depresión) puedan ayudar a explicar esta reducción en la posibilidad de sufrir un accidente cardiovascular.
Conclusión: Aunque los expertos no están totalmente seguros del por qué de estos efectos tan beneficiosos, no existe ninguna razón para que no te pongas ya a levantar un poco de peso. El entrenamiento de la fuerza es una manera muy buena de fortalecer los huesos, mejorar la composición corporal, controlar los niveles de glucosa en sangre y, por supuesto, ayudar a aumentar la fuerza y ser más eficientes (más distancia con menor fatiga) a la hora de correr.