Pese a lo que pueda parecer, correr es más sano para el cuidado de los huesos que practicar ciclismo, o así lo afirma un nuevo estudio de la Escuela Noruega para las Ciencias del Deportes y el Centro de Entrenamiento Olímpico de Oslo. Hasta ahora, numerosas investigaciones sugerían que correr tenía efectos adversos por la presión ejercida sobre numerosas partes del esqueleto, mientras que deportes como el ciclismo y la natación las sometían a menos presión.
Los investigadores se basaron en un análisis a 21 mediofondistas de alto nivel y 19 ciclistas, tanto hombres como mujeres en la veintena. Todos ellos estaban en forma y acumulaban varios años de intensa actividad física. Se da la circunstancia de que los ciclistas entrenaban de media 400 horas más al año que los corredores: 900 sobre la bici respecto a 500 horas en la carretera o cinta. Los ciclistas también pasaban más por el gimnasio para realizar ejercicios de peso.
El estudio demostró que los ciclistas, como grupo, tenían huesos más finos que los corredores y que 10 de ellos tenían unos sus niveles de calcio por cm2 más bajo que los médicamente recomendable. Por su parte, solo uno de los ciclistas había sufrido osteoporosis.
Los expertos matizan que podrían haber otros factores que expliquen la mayor debilidad ósea de los ciclistas, como una alimentación escasa o un exceso de sudor, ya que otros estudios han relacionado la baja ingesta de calorías y las tasas altas de pérdida de calcio a través del sudor con la pérdida ósea.
En cualquier caso, el estudio afirma que la actividad física en general es positiva para la salud de los huesos, algo que se demuestra desde la primera edad. Los niños que corren saltan y disfrutan juegos físicos desarrollan huesos más gruesos y fuertes que los sedentarios, al igual que los adolescentes y jóvenes que corren y saltan.